La Traducción en Lenguaje Actual dice: “Antes de que todo comenzara ya existía aquel que es la Palabra. La Palabra estaba con Dios, y era Dios”. La Palabra, el Verbo, es eterno. Siempre existió.
Una palabra es la expresión audible de nuestro pensamiento, la condición de nuestra mente. Jesucristo es la expresión pura de la mente de Dios. Es Dios mismo en un lenguaje que podamos entender.
Jesús, la Palabra estaba con Dios. ¡Bendita intimidad! Jesús y el Padre son uno.
En el principio, y podemos decir confiadamente que desde el comienzo, desde antes de toda la creación “era el Verbo”. Ya estaba, existía y era con Dios.
Juan el Bautista lo dice bien: “Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo” (Juan 1:30). Él era primero que todos nosotros.
En Colosénses 1:17 dice: “Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten”.
Y en el versículo 16 dice: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles y invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él”.
En Juan 8:57-58, los judíos le dijeron a Jesús: “Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy”. Él no sólo existía antes que todo, no sólo es uno en intimidad con el Padre, ¡Jesús es Dios!