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DEVOCIONALES

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Olor original

Estudio del libro de Génesis

Duración 233 días

Olor original
“Y harás de ello el incienso, un perfume... puro y santo... y lo pondrás delante del testimonio en el tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti. Os será cosa santísima... será cosa sagrada para Jehová. Cualquiera que hiciere otro como este para olerlo, será cortado de entre su pueblo” (Éxodo 30:35-38).
Lecturas adicionales: Levítico 16:12-13; Marcos 14:3; Romanos 15:15-16; 2 Corintios 2:15.  

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El incienso tipifica nuestra vida devocional a Dios. Debe ser: “puro y santo” (v. 35); “Os será cosa santísima” (v. 36); “será cosa sagrada para Jehová” (v. 37).

No debe haber nada entre nuestra vida devocional y Dios. No debe haber pecado, agendas personales, ideales afuera de su voluntad, no debe haber ¡nada!: “... y lo pondrás delante del testimonio en el tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti” (v. 36).

Nuestra devoción debe ser original; es decir, no debe ser imitación, no debe ser falsa, pues de lo contrario nos separará de su pueblo y en última instancia de su presencia: “Cualquiera que hiciere otro como este para olerlo, será cortado de entre su pueblo” (v. 38).

Noé dio un ejemplo de devoción genuina: “Y edificó Noé un altar a Jehová... y percibió Jehová olor grato...” (Génesis 8:20-21).
A través de una devoción genuina Dios trabaja en nuestra vida, y día a día se reflejará más a través de nosotros: “Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia. Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años antiguos” (Malaquías 3:3-4).

Nuestra conducta, nuestras palabras, nuestros quehaceres a lo largo del día deben ser el fruto de nuestra devoción: “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él [Jesús], sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre” (Hebreos 13:15).

Hoy oro para que seamos un aroma grato a Dios, para que seamos una alabanza santa ante Él.
 

 
 
 
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