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DEVOCIONALES

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Amor = obediencia. Rebelión = desobediencia

Duración 369 días

Amor = obediencia. Rebelión = desobediencia
“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él… y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras…” (Juan 14:21-24).
Lecturas adicionales: Salmos 119:11-12; Romanos 6:1-2; Santiago 1:22-24.

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“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama”. No es suficiente tener una Biblia o memorizar los mandamientos de Dios, debemos obedecerlos diligentemente y ¡guardarlos!

La Gran Comisión de Mateo 28:20, en la Nueva Versión Internacional dice: “enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes”. Hacer discípulos comienza con nuestra obediencia radical a la vez que enseñamos a otros a obedecer TODO lo que Jesús ha mandado.

¿Cómo sabemos si amamos a Dios? “El que me ama, mi palabra guardará... El que no me ama, no guarda mis palabras”.

Al “guardar” sus mandamientos, seremos “amado[s] por mi Padre, y yo le amaré”. ¡Qué más podemos pedir!

También, Jesús se “manifestará”. Tendremos la conciencia constante de su presencia: El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios (Romanos 8:16). “Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones (Hechos 15:8-9). A veces se manifestará con señales y milagros que apuntan a Jesús.

Por último, Jesús indica en este pasaje que el mayor beneficio es que seremos la habitación de Él, del Padre y del Espíritu Santo: y vendremos a él, y haremos morada con él.

¡Qué privilegio ser la “casa de Dios”! Pablo lo expresa así: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros” (1 Corintios 6:19).
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