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DEVOCIONALES

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En el Reino no existen llaneros solitarios

Estudio del libro de Génesis

Duración 233 días

En el Reino no existen llaneros solitarios
“Y Jehová dijo a Aarón: Ve a recibir a Moisés al desierto. Y él fue, y lo encontró en el monte de Dios, y le besó. Entonces contó Moisés a Aarón todas las palabras de Jehová que le enviaba, y todas las señales que le había dado. Y fueron Moisés y Aarón, y reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel. Y habló Aarón acerca de todas las cosas que Jehová había dicho a Moisés, e hizo las señales delante de los ojos del pueblo. Y el pueblo creyó; y oyendo que Jehová había visitado a los hijos de Israel, y que había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron” (Éxodo 4:27-31).
Lecturas adicionales: 2 Reyes 19:15, 19; Marcos 6:7; Hechos 14:1; 1 Corintios 4:20.

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El rol de Aarón: Aarón es la respuesta a la excusa de Moisés, de que no podía hablar: “Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y he aquí que él saldrá a recibirte, y al verte se alegrará en su corazón” (Éxodo 4:14).

Dios siempre prepara un acompañante para la misión: “Y Jehová dijo a Aarón: Ve a recibir a Moisés al desierto” (v. 27).

La clave: La oración. Infiero que Moisés estaba orando a Dios: “Señor, ¡realmente no puedo hacer esto solo!”: “y lo encontró en el monte de Dios” (v. 27).

Moisés necesitaba alguien que lo apoyara y sentir que no estaba solo: [Aarón] “le besó” (v. 27). Moisés ahora contaba con alguien para llevar a cabo la misión. ¡La misión no es un secreto!: “Entonces contó Moisés a Aarón todas las palabras de Jehová que le enviaba, y todas las señales que le había dado” (v. 28).

La misión demanda obediencia del equipo y acción: “Y fueron Moisés y Aarón, y reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel” (v. 29).

La misión comienza contando en equipo la visión de Dios a nuestro pueblo. La misión no es sólo palabras, es poder: “... e hizo las señales delante de los ojos del pueblo” (v. 30b).
El éxito de la misión comienza cuando el pueblo entiende que el “Líder” es Dios, no los seguidores, lo demás es “idolatría”. ¡Sólo Dios merece adoración!
“Y el pueblo creyó; y oyendo que Jehová había visitado a los hijos de Israel, y que había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron” (v. 31).

Mi oración es que Dios nos provea un “Aarón”, alguien que nos escuche, que nos acompañe en la misión.
 
 
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