“… y el Verbo era Dios”. ¡Jesús es Dios! Hemos escuchado muchas veces que Jesús es cien por ciento hombre y cien por ciento Dios. El apóstol Juan destaca en este versículo la deidad de Jesús.
Aceptar esta verdad con nuestra mente y corazón, hace toda la diferencia del mundo y define el camino por el que andamos.
Génesis 1:26 dice: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…” Vemos que el verbo y los pronombres están en plural. Hagamos… a nuestra imagen… a nuestra semejanza. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
No debemos adorar nada de lo que hay en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de las aguas, sino sólo a Dios. Cuando Jesús habla con el hombre que recibió la vista, vemos que le dice: “¿Crees tú en el Hijo de Dios? Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? Le dijo Jesús: “Pues le has visto, el que habla contigo, él es. Y él dijo: Creo Señor: y le adoró” (Juan 9:35-38).
Jesús como Dios nos da salvación y vida eterna: “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:17). “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3).
Jesús es reconocido por las huestes celestiales como Dios: “He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros” (Mateo 1:23).