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DEVOCIONALES

Un cambio radical
“Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro)” (Juan 1:42).
Lecturas adicionales: Isaías 62:2; ; Efesios 2:20-22; 1 Pedro 2:4-5; Apocalipsis 2:17; 3:12

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Andrés trae a su hermano Pedro a Jesús. ¿Cómo lo recibe Jesús? Lo primero que Jesús hace es mirarlo detenidamente. Así nos mira el Señor cuando lo conocemos personalmente. Es un examen a lo más íntimo de nuestro ser.

Todos tenemos temor de ser examinados a fondo. El examen de Jesús no es para juzgarnos, pues vino a salvarnos.

Lo que Jesús ve en nosotros es el gran potencial que tenemos. Me lo imagino diciendo: “yo te cree con este propósito, con tales talentos y dones, yo te puedo usar de una manera increíble, permite que yo dirija cada aspecto de tu vida”.

De una forma profética, Jesús le da un nuevo nombre a Simón, el hijo de Jonás: Pedro, o piedra. Dios le está diciendo que él sería alguien fundamental para edificar el reino de Jesús. Esta profecía se cumple en Mateo 16:18: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.

Pedro recibe un nuevo nombre, y en cierto sentido éste es indicativo de la transformación radical que Jesús haría con Pedro durante su vida. De una persona agresiva a mártir; de imprudente a uno de los escritores de la Santa Palabra; de un cobarde temeroso lo convirtió en una de las columnas de la iglesia primitiva.

Nosotros también recibiremos un cambio radical si permitimos que Jesús tome el control completo de nuestras vidas. Su mirada nos dice tengo un plan maravilloso para usarte a ti en la iglesia y para edificar mi reino.

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